Las cordilleras del norte del país que se extienden en los departamentos de Santa Ana, Chalatenango y Morazán, son hogar de una diversa colección de ecosistemas en alturas que varían desde los 1 mil hasta los 2 mil 700 metros sobre el nivel del mar.

Entre ellos, tenemos bosque nuboso, bosque de pino roble y bosque de coníferas con praderas, además de contar con algunos de los afluentes de agua mas prístinos del país. Son el hogar de una gran diversidad de aves, algunas de ellas endémicas del norte de Centroamérica así como anfibios únicos en su tipo.

Son áreas muy amenazadas por el irreversible cambio en el uso de suelos, la cacería ilegal y los incendios forestales, y en definitiva un tesoro natural que debemos proteger y conservar.

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La Prensa Gráfica