
A sus 75 años, Domingo instala su necogio en un acera que le sirve de vitrina para los libros de cuento y poemas que él mismo escribe.
Domingo escribe y empasta sus propios libros, hace rótulos y los vende en una acera
Domingo es autodidacta. Dice que desde niño le gustó hacer eso y que a sus 75 años Dios le ayuda para que esta labor proporcione el modo de ganarse la vida. Instala negocio en una acera cercana a la esquina conformada por la 1a. Calle Poniente y la 11a. Avenida Norte.
Él no paga un local, por lo que el suelo le sirve como escaparate para sus rótulos y otros artículos de elaboración propia que vende. También hace trabajos por encargo, desde un letrero con la leyenda de "Cuidado, perro bravo", hasta un libro. Según él, desde niño y cuando joven le tomó amor a la lectura y a la escritura, recursos con los que se defiende para sobrevivir. "No he ido a una academia ni ha ningún lugar a aprender, nadie me ha enseñado, Dios me ha enseñado", comentó.
Domingo vive en el cantón Dolores Apulo, de Ilopango, y desde allá viaja al centro de la ciudad capital a vender sus ingeniosas creaciones.
Además de "Cuidado, perro bravo", también tiene hace otros rótulos según la necesidad de cliente: "Se repara calzado", "Por favor depositar los recibos aquí" o "Aquí no se puede fiar porque da pena cobrar".
Así el septuagenario se gana el dinero. Trabaja desde las 9:30 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde, y luego regresa a su casa para descansar. "A mí edad hay que cuidarse, por eso solo trabajo de las 9:30 de la mañana a la 1:00 de la tarde y me voy", explicó. Explicó que sus clientes no solo son de San Salvador, sino que ha trabajado para personas de San Miguel y de Usulután, e incluso de para salvadoreños residentes en los Estados Unidos que le encargan sus trabajos o se los llevan hechos.
Los rótulos oscilan entre los $6.00 y $7.00 dólares (aunque el precio es negociables), y los libros de poemas, cuentos y poesías entre los $11.00 y los $15.00 dólares, también negociables.
Marroquín tiene tres hijos y una hija; todos profesionales, según dice. "Todos tienen sus familias, hijos, esposas o esposo, son profesionales y me ayudan", finalizó.
Como vive a orillas del lago de Ilopango también es un experto nadador y pescador. Cada vez que puede y no está elaborando avisos o escribiendo se adentra en el lago para pescar con harpón, atarraya o anzuelo.
Hacemos periodismo desde hace 107 años. Y ahora, como en otros periodos de la
historia de El Salvador, el periodismo es fundamental para que la opinión pública
se fortalezca.
HAZTE MIEMBRO Y DISFRUTA DE BENEFICIOS EXCLUSIVOS
Mensaje de response para boletines
Comentarios