
El 75.8 % de los salvadoreños asesinados el sábado 26 de marzo no tenían vínculos con pandillas, según un informe oficial. Los homicidios ocurrieron en 12 de los 14 departamentos y en 44 de los 262 municipios del país. Estas fueron las vidas segadas por el crimen el día más violento en la historia reciente de El Salvador.
Inédito. El repunte de homicidios del último fin de semana de marzo dejó un saldo de 87 víctimas entre viernes, sábado y domingo.
Roberto y Mauricio fueron las dos primeras vidas segadas por la ola homicida del sábado 26 de marzo de 2022 en El Salvador, el día más violento en el país desde que se tienen registros.
Un informe del Gabinete de Seguridad da cuenta que Roberto y Mauricio fueron asesinados con una pistola 9 milímetros a las cero horas con cincuenta minutos de ese sábado en el cantón El Tinteral, del municipio de Coatepeque, en el departamento de Santa Ana.
En ese mismo documento, las autoridades consignan que los investigadores no tienen claro el motivo de ese doble homicidio y que ninguno de los dos hombres, el primero de 36 años y el segundo de 50, pertenecía a grupos de pandillas.
No son los únicos. El parte oficial establece que el 75.8 % de las 62 víctimas de aquel sábado negro no pertenece a pandillas o no es posible determinar algún vínculo con esos grupos. El resto, un 24.2 %, sí está catalogado con vínculos a pandillas. Los homicidios ocurrieron a lo largo y ancho del país, en 12 de los 14 departamentos, según las autoridades. Lo que no se cuenta, es que 19 de los 62 asesinatos ocurrieron en municipios presuntamente seguros, controlados por el Plan Control Territorial del Gobierno, que está desplegado en 23 municipios del país: San Salvador, Ahuachapán, Apopa, Ciudad Delgado, Colón, Santa Tecla, San Miguel y Sonsonate.
Con saña
Dos investigadores policiales dijeron a LA PRENSA GRÁFICA que hay desconcierto en las autoridades porque muchas de las víctimas parecen haber sido escogidas de forma aleatoria por los atacantes. Además, el análisis de las escenas de los crímenes revela que los hechores actuaron con saña.
Una postura confirmada por forenses que aseguran haber sido sobrepasados por el repunte inédito de homicidios ese día. "Ese sábado no dimos abasto. Tuvimos que acomodar los cuerpos en cualquier parte", dice uno de los médicos que practicó reconocimientos en la sede central del Instituto de Medicina Legal.
Esa saturación de cuerpos, incluso, llevó a que Medicina Legal autorizara el traslado de forenses de la capital a Sonsonate para poder salir con las autopsias. Otro forense, destacado en el occidente del país, además, resalta que le tocó reconocer a víctimas que presentaban lesiones que reflejaban haber sufrido "crueldad, torturas y vejaciones inimaginables".
Junto a Roberto y Mauricio figuran agricultores, albañiles, panaderos, mototaxistas, vendedoras, madres, padres, hermanos, tíos hijos, sobrinos… salvadoreños a los que la criminalidad alcanzó en su rutina de un sábado cualquiera y terminó convertido en el más violento de la historia reciente del país.
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