
El accidente nuclear ocurrido el 26 de abril de 1986 en Chernóbil, la central nuclear al norte de Ucrania, todavía es considerado uno de los mayores golpes que ha sufrido la humanidad. La radiactividad desprendida de una cadena de fallas hizo que personas perdieran su salud, su familia y sus vidas. La explosión esparció el equivalente a 500 bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima en 1945.
Caos. Este desastre humano desencadenó una serie de daños de los cuales todavía hay repercusiones. La radioctividad sigue presente en la planta nuclear.
Ese es el tiempo que se puede permanecer en la sala de control número 4 de Chernóbil, congelada en el tiempo desde la madrugada del 26 de abril de 1986. Fue aquí donde una cadena de errores humanos y fallos de diseño desencadenó el mayor accidente nuclear de la historia.
Es difícil sustraerse al miedo que provoca el escenario de la catástrofe, sentimiento que crece a medida que uno se despoja de sus pertenencias y se cubre con varias capas de ropa esterilizada, consulta los dos dosímetros que cuelgan del cuello y recorre pasillos kilométricos en semioscuridad hasta llegar al corazón del desastre.
Leer reportaje completo en: Cinco minutos en el corazón de la catástrofe
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