
Mientras gobiernos van y vienen, sigue sin alcanzarse la cifra casi utópica de destinar un equivalente al 6 % de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) a la educación pública.
Mariana Belloso - Periodista
En El Salvador hay muchas cosas que ya damos por hecho. Una de las más tristes es la resignación a que hay muy pocas oportunidades, y que a estas tiene acceso una porción bien limitada de la población. Indicadores económicos y sociales lo confirman: hay bajo grado de escolaridad, pocos terminan la escuela, muchos menos el bachillerato, y un número aún más reducido logra concluir una carrera universitaria.
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