
Parece que finalmente hemos llegado a un punto de la humanidad en el que el equilibrio entre los poderes femenino y masculino es posible, porque dejamos atrás la necesidad de quemar la esencia y el poder femenino.
Nadina Rivas
Pocos negarán que la idea de poder que domina en el mundo es masculina. Y que el desequilibrio en el uso de la fuerza física, de las armas y de las posesiones para sostener ese modelo ha provocado mucho daño a millones de personas y también a la naturaleza a lo largo de la historia de la humanidad.
Los principios masculino y femenino –que se manifiestan tanto en hombres como en mujeres—se encuentran en desequilibrio. Lo masculino dominando con violencia y control económico y lo femenino buscando poder a través de una agresividad pasiva que se expresa en un manejo inadecuado de las emociones, en la manipulación de las palabras y en el uso de silencios como forma de castigo.
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