
Sin una línea presupuestaria y con al menos 12 mil privados de libertad sin participar, el modelo Yo Cambio intenta ser una herramienta de reinserción para un sistema penitenciario saturado. De 28 centros penales, 15 no cuentan con el modelo penitenciario en su totalidad. Actualmente, los reos que están en los centros de máxima seguridad, que en su mayoría son pandilleros, son quienes menos participan en el programa.
Una utopía llamada reinserción
Hamilton fue condenado en 2007, cuando tenía 18 años. Comenzó a pagar su condena en lo que él recuerda que sus compañeros denominaban "un infierno llamado Mariona", cuando en las cárceles del país no existían programas de reinserción, ni había indicios de intentar garantizar lo que por derecho les corresponde a los privados de libertad.
Ahora, más de 10 años después, continúa su condena en el penal de Apanteos, donde el Estado da los primeros pasos de lo que sería, en algún momento, la garantía integral del derecho a la reinserción. De acuerdo con lo que establece la Ley Penitenciaria en el artículo 27, inciso 3 de la Constitución de la República, es obligación del Estado "organizar los centros penitenciarios con el objeto de corregir a los internos, educarlos y formarles hábitos de trabajo, procurando su readaptación y la prevención de los delitos".
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